Sacerdotes dignos de crédito
Una solidaridad con el Padre que se configura como experiencia del Dios vivo. “El presbítero -escribe Puebla- es un hombre de Dios. Sólo puede ser profeta en la medida en que haya hecho la experiencia del Dios vivo. Sólo esta experiencia le hará portador de una Palabra poderosa para transformar la vida personal y social de los hombres de acuerdo con el designio del Padre”. Pero no basta tener la experiencia de Dios: hace falta mantenerla. Y para mantenerla, Puebla habla al sacerdote de la necesidad de oración en todas sus formas. Pero, para que la oración pueda mantener esa experiencia del Dios vivo en América Latina, es fundamental la inserción en el lugar desde donde se pronuncia la oración: el continente flagelado por la división mortal entre los cristianos, y donde una masa de millones de hombres clama por su liberación. Tres son los instrumentos privilegiados para que el sacerdote pueda realizar su misión: la Palabra, la Eucaristía y el Testimonio de su vida. Tres insturmentos que, debidamente empleados, hacen que surjan figuran como las de Pedro Claver, Roque González, Oscar Romero, Rutilio Grande y otros tantos que, con su vida entregada al servicio de los más pobres y su muerte en la cruz del odio y la volencia de los poderosos, dignifican la misión de la Iglesia y hacen digna de crédito la figura del sacerdote.
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Sello
SalTerraeISBN
978-84-293-0806-8Colección
Servidores y TestigosNº Páginas
104Número
37Año
1997Edición
1Formato
RústicaDimensiones
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