«Francisco de Javier. El aventurero de Dios», la última novela de Pedro Miguel Lamet, te invita a un viaje a través del tiempo para revivir las hazañas de un hombre de fe y espíritu intrépido que se aventuró en los confines más remotos del mundo.
En esta novela, Lamet teje un impresionante relato que te transportará de lleno a la era de los grandes descubrimientos globales y los grandes intercambios culturales del siglo XVI, en medio de todo tipo de guerras, corrupción y ambiciones materiales. Quizá un eterno un espejo de nuestro presente.
La historia del jesuita Francisco de Javier y las de quienes le rodean nos hablan de la exploración profunda de la condición humana, y de todas esas luchas -clamorosas y silenciosas- marcadas por la voluntad y la propia fe. Lamet va dibujando con delicadeza escenas y momentos clave del santo misionero: desde el castillo de Javier hasta la corte del rey, desde las lágrimas en el muelle en su despedida hacia Asia, hasta un amanecer gélido en la cubierta de un barco en mitad del Índico. Con su característica narrativa inmersiva, detallada e íntima, nuestro autor consigue recrear la sutileza del olor salado del mar, la brisa fresca del este o incluso la emoción y el miedo que Francisco debió sentir en su gran aventura. Cada detalle, cada personaje y cada diálogo rebosan realismo y autenticidad en un rico tapiz de experiencias humanas y espirituales . Con su narración fluida y su atención al detalle, Lamet nos ofrece una historia que engancha, enriquece y conmueve, siempre con precisión histórica y fidelidad a los textos históricos, biografías, cartas y otros documentos relacionados con la vida de Francisco de Javier.
Si te gustan las buenas historias con grandes aventuras y los personajes históricos que han dejado una gran impronta, «Francisco de Javier. El aventurero de Dios» es casi una lectura obligada. Te encontrarás navegando por mares desconocidos, explorando tierras lejanas y, sobre todo, descubriendo el poder de la fe y la perseverancia en el corazón de un verdadero aventurero de Dios.