Leer a san Francisco de Asís hoy es un ejercicio de volver a lo esencial, pero no desde la nostalgia, sino desde la necesidad de respuestas que hablen al corazón. Francisco nos enseña a detenernos, a prestar atención a aquello que solemos pasar por alto: la belleza de lo sencillo, el valor de la cercanía, la conexión con todo lo que vive.
No se trata solo de un hombre que hablaba con los pájaros, sino de alguien que nos desafía a vivir de otra manera, más ligeros de peso y más llenos de sentido.
Su vida sigue animando a mirar el mundo con los ojos del asombro y del agradecimiento, buscando una fraternidad que transforme la forma en que nos relacionamos con los demás y con la creación.
Y de todo eso escribe Massimo Fusarelli, ministro general de la OFM, en su novela «San Francisco de Asís. Una vida inquieta». Un relato muy cercano y humano sobre una figura que sigue inspirando hasta nuestros días.