Tal vez sea ese anhelo de descubrir en lo visible una presencia que nos desborda. Muchas veces caemos en ella como si fuera una experiencia reservada a los grandes santos arrebatados por “lo divino”.
Pero Xabier Etxeberria, en su nuevo libro “Lo extraordinario y lo ordinario”, nos invita a ampliar la mirada y reconocer que la mística no solo se puede vivir en la enorme belleza de lo excepcional, sino también en la profundidad de lo cotidiano.
Quizá la trascendencia no es tan inalcanzable, sino una manera de vivir con los sentidos despiertos. No esperemos que nos desborde lo extraordinario. Aprendamos a escuchar lo que sencillamente, susurra.