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Diego Laínez, primer biógrafo de San Ignacio

Diego Laínez, S.J. Primer Biógrafo de San Ignacio

Del P. Laínez decía San Ignacio que era a quien más debía la Compañía, incluido Francisco Javier. Juntamente con Salmerón, fue enviado a Trento como teólogo pontificio. Cuando Ignacio intentó sacarlo del Concilio y sustituirle por Nadal recibió esta comunicación de Salmerón: «Dos o tres sustitutos de Laínez no harían el trabajo que éste hace en el Concilio ni contribuirían como él al prestigio de la Compañía".A la muerte de Ignacio fue nombrado Vicario General por los profesos residenters en Roma. Mucho le costó obtener la autorización del Papa, ahora Pablo VI, para reunir la Congregación General en la cual fue nombrado segundo General de la Compañía.Polanco, recién nombrado secretario de la Orden, pidió a Laínez que escribiera sus recuerdos del Santo desde que lo Trató en París. Así lo hizo Laínez en Bolonia, ciudad a la que se había trasladado el Concilio, en 1547.Este libro recoge y comenta dicha carta juntamente con el llamado Sumario Hispánico de Polanco, escrito al año siguiente a la vista del relato de Laínez.

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Ficha técnica

  • Temática Ignaciano
  • Año de publicación 2005
  • Editorial SalTerrae
  • Edición 1
  • Número 33 Manresa
  • Páginas 248 Págs.
  • ISBN 978-84-293-1583-7
  • Encuadernación Rústica

Del P. Laínez decía San Ignacio que era a quien más debía la Compañía, incluido Francisco Javier. Juntamente con Salmerón, fue enviado a Trento como teólogo pontificio. Cuando Ignacio intentó sacarlo del Concilio y sustituirle por Nadal recibió esta comunicación de Salmerón: «Dos o tres sustitutos de Laínez no harían el trabajo que éste hace en el Concilio ni contribuirían como él al prestigio de la Compañía".A la muerte de Ignacio fue nombrado Vicario General por los profesos residenters en Roma. Mucho le costó obtener la autorización del Papa, ahora Pablo VI, para reunir la Congregación General en la cual fue nombrado segundo General de la Compañía.Polanco, recién nombrado secretario de la Orden, pidió a Laínez que escribiera sus recuerdos del Santo desde que lo Trató en París. Así lo hizo Laínez en Bolonia, ciudad a la que se había trasladado el Concilio, en 1547.Este libro recoge y comenta dicha carta juntamente con el llamado Sumario Hispánico de Polanco, escrito al año siguiente a la vista del relato de Laínez.