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Claves de la conversión

Misericordia, esperanza, fidelidad

Juan María Uriarte

Ser cristiano equivale a vivir en permanente estado de conversión. Vale por ello la pena resaltar las dimensiones principales de esta actitud esencial de la existencia cristiana personal y comunitaria.Al hablar de la conversión cristiana es absolutamente central afirmar que convertirse en cristiano es convertirse al Dios de Jesucristo.

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Ficha técnica

Año de publicación 2016
Editorial SalTerrae
Edición 1
Número 351 El Pozo de Siquén
Páginas 272 Págs.
ISBN 978-84-293-2532-4
Encuadernación Rústica

Pero precisamente porque el término y el agente principal de nuestra conversión es Dios Padre, que es ante todo «misericordia entrañable» (Lc 1,78), esta conversión reclama, en primer lugar, acoger y transmitir la misericordia de Dios que transparece en Jesucristo y es arraigada en nosotros por su Espíritu (Segunda parte). No existe conversión al Dios revelado en Jesucristo sin una adhesión confiada a él, es decir, sin una esperanza puesta incondicionalmente en su amor misericordioso que acompaña toda nuestra vida (Tercera parte). Misericordia y fidelidad son los dos rasgos centrales del Dios que nos muestra su rostro ya en el Antiguo Testamento y acaba de revelárnoslo insuperablemente en Jesucristo, su Hijo (Cuarta parte).