"Te He Llamado por tu Nombre"

Tener un nombre significa poder ser llamado y responder, ser responsable. Del mismo modo que el nombre que cada cual recibe de sus padres constituye su identidad, así también la llamada de Dios nos introduce a cada uno de nosotros en la verdadera vida. Este libro constituye una amplia y variada meditación sobre esta llamada y sobre los modos de responder a ella. Situando lo esencial de la Revelación en la certeza del amor del Creador a todos los hombres, el autor muestra cómo es precisamente el reconocimiento confiado de ese amor lo que fundamenta la fe. De ahí la paradoja de esa misma fe, que es certeza, porque ha descubierto el amor divino plenamente manifestado en Jesucristo, pero que es también oscuridad, porque no acaba nunca de conocer al Esposo. Contemplando los ejemplos de Abraham, María y Zaqueo; iluminando con sus comentarios la vida oculta de Jesús en Nazaret, las tentaciones en el desierto, las Bienaventuranzas, la multiplicación de los panes, las últimas palabras de Cristo en la cruz o el encuentro con los discípulos de Emaús; uniéndose en su reflexión a personalidades tan diversas como Ignacio de Loyola, Juan de la Cruz, Maximilian Kolbe o la Madre Teresa de Calcuta, el P. Van Breemen muestra lo que significa acceder, gracias a Dios, a la fe y a la vida en Cristo.

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Ficha técnica

  • Año de publicación 2000
  • Editorial SalTerrae
  • Edición 1
  • Número 83 El Pozo de Siquén
  • Páginas 248 Págs.
  • ISBN 978-84-293-1225-6
  • Encuadernación Rústica
  • Idioma Español

Tener un nombre significa poder ser llamado y responder, ser responsable. Del mismo modo que el nombre que cada cual recibe de sus padres constituye su identidad, así también la llamada de Dios nos introduce a cada uno de nosotros en la verdadera vida. Este libro constituye una amplia y variada meditación sobre esta llamada y sobre los modos de responder a ella. Situando lo esencial de la Revelación en la certeza del amor del Creador a todos los hombres, el autor muestra cómo es precisamente el reconocimiento confiado de ese amor lo que fundamenta la fe. De ahí la paradoja de esa misma fe, que es certeza, porque ha descubierto el amor divino plenamente manifestado en Jesucristo, pero que es también oscuridad, porque no acaba nunca de conocer al Esposo. Contemplando los ejemplos de Abraham, María y Zaqueo; iluminando con sus comentarios la vida oculta de Jesús en Nazaret, las tentaciones en el desierto, las Bienaventuranzas, la multiplicación de los panes, las últimas palabras de Cristo en la cruz o el encuentro con los discípulos de Emaús; uniéndose en su reflexión a personalidades tan diversas como Ignacio de Loyola, Juan de la Cruz, Maximilian Kolbe o la Madre Teresa de Calcuta, el P. Van Breemen muestra lo que significa acceder, gracias a Dios, a la fe y a la vida en Cristo.