• Precio rebajado
El Ave María. Lo femenino y el Espíritu Santo

El Ave María

Lo femenino y el Espíritu Santo

El Ave María constituye, junto con el Padre Nuestro, la principal oración de los cristianos. Pero, a fuerza de recitarla, corremos el riesgo de hacerle perder su produndidad. Leonardo Boff aprovecha los descubrimientos de la más reciente exégesis y las reflexiones modernas de la mariología para urdir un texto de fácil lectura y lleno de sugerencias para la anterior meditación.

Presenta el Ave María como una auténtica mina de incalculable riqueza, pues en ella se encierran prácticamente todas las verdades marianas. Es la primera vez que se comenta tan minuciosa, teológica y poéticamente el Ave María, al tiempo que se esboza una teología de lo femenino, intimamente relacionado con el Espíritu Santo, que en el momento de la anunciación quiso "pneumatizarse" en la persona de una mujer: María.

9,03 €
9,50 €
-5%
Impuestos incluidos
9,03 €
9,50 €
-5%
Cantidad
Cantidad
No hay suficientes productos en stock

Gastos de envío (Estados Unidos)

DHL (Internacional): 30,00 €

Con seguimiento de pedido.

Pagos 100% seguros

Ficha técnica

  • Año de publicación 1997
  • Editorial SalTerrae
  • Edición 4
  • Número 27 Alcance
  • Páginas 144 Págs.
  • ISBN 978-84-293-0625-5
  • Encuadernación Rústica

El Ave María constituye, junto con el Padre Nuestro, la principal oración de los cristianos. Pero, a fuerza de recitarla, corremos el riesgo de hacerle perder su produndidad. Leonardo Boff aprovecha los descubrimientos de la más reciente exégesis y las reflexiones modernas de la mariología para urdir un texto de fácil lectura y lleno de sugerencias para la anterior meditación.

Presenta el Ave María como una auténtica mina de incalculable riqueza, pues en ella se encierran prácticamente todas las verdades marianas. Es la primera vez que se comenta tan minuciosa, teológica y poéticamente el Ave María, al tiempo que se esboza una teología de lo femenino, intimamente relacionado con el Espíritu Santo, que en el momento de la anunciación quiso "pneumatizarse" en la persona de una mujer: María.